Quiero decir tantas cosas que no hago más que borrar para ordenarme.
Quisiera ser un mosquito, o un chorlito, para tener su misma cabeza en ciertos momentos.
Pero siempre quiero cosas y no hago más que mirarme el ombligo. Y mientras me entretengo mirando las grietas, me entra la tortícolis más grande de todas las tortícolis del mundo y sigo observando.
Debería un día caérseme un piano de cola en las cervicales. Fuera de todo victimismo.
jueves, 24 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
miércoles, 2 de diciembre de 2009
martes, 1 de diciembre de 2009
Vivo amargamente el momento en el que los recuerdos eliminan el pegamento que liga el presente con la realidad, remolcando el ahora y dirigiendo mi vida por caminos que ya anduve y que actualmente no están en el mapa. Es una buena forma para perderse físicamente y los acontecimientos que esperan a la vuelta de las esquinas, que, dicho sea de paso, cada vez son más afiladas.
Son afiladas porque ni siquiera veo un milímetro de lo que va a sorprenderme, y eso da pie a que se me agarre el gnomo de la utopía a las costillas tallándome en ellas unos hechos futuros. Mi ingenuidad, aún sin ser manchada por completo con los años, me hace doblar las esquinas vestida de payaso, acabando desnuda tras pegar el giro hacia el futuro.
Vuelvo a angustiarme por el tiempo, esta vez por el tiempo presente.
Buen regalo serían para mí unas cadenas que me situasen en mi sitio. O no.
Son afiladas porque ni siquiera veo un milímetro de lo que va a sorprenderme, y eso da pie a que se me agarre el gnomo de la utopía a las costillas tallándome en ellas unos hechos futuros. Mi ingenuidad, aún sin ser manchada por completo con los años, me hace doblar las esquinas vestida de payaso, acabando desnuda tras pegar el giro hacia el futuro.
Vuelvo a angustiarme por el tiempo, esta vez por el tiempo presente.
Buen regalo serían para mí unas cadenas que me situasen en mi sitio. O no.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Hay un semáforo en rojo y eres un caballo desbocado que sabe lo que es el rojo de los semáforos. Aún así, galopas por el asfalto haciendo colisionar al resto de móviles circundantes.
Es detestable ver cómo la furia lleva más velocidad que la sensatez, y frustrante el pensar que, si el infinito existe, la misma situación se mantendrá infinitamente. Así es como puedes llegar a aborrecerte; presenciando el imperio de unos defectos indomables.
Es detestable ver cómo la furia lleva más velocidad que la sensatez, y frustrante el pensar que, si el infinito existe, la misma situación se mantendrá infinitamente. Así es como puedes llegar a aborrecerte; presenciando el imperio de unos defectos indomables.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
lunes, 2 de noviembre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
domingo, 11 de octubre de 2009
Siempre me aturulla la sobreexplotación del término "corazón". Más que un órgano vital parece un anuncio de Coca-cola; algo que te encuentras en todas partes y lugares, desde Mali hasta Noruega. Pero hoy siento la necesidad de exprimirlo, como hacen todos los cantantes de rima fácil y canciones malvendidas en Los 40.
Me duele el corazón dieciséis horas al día, y eso significa 5840 horas de dolor en el pecho al año, y 5856 en años bisiestos. Aunque parezca increíble, no es el inicio de otro gran éxito radiofónico, es la descripción de la sensación de tener el centro neurálgico de los acontecimientos, no sólo biológicos, situado ahí. Todo lo que me ocurre, me pasa ahí. El universo me pasa ahí, y yo me paso ahí también. De hecho, hasta el miocardio está cansado de aguantarme las estrellas.
Esto viene a colación de la sensación de tensión sistólica que me ha producido el leer nombres, ver fotos y sacar unas conclusiones sanguíneas que me impiden operar con normalidad. Esta sensación ha derivado en un tropiezo de mi propia vida. Al ser el corazón mi universo -vuelvo a asegurar no ser una cantante de poca monta- y mi universo ser mi vida, ésta está transcurriendo dando una serie de trompicones notables en el día de hoy.
Ya no sé cómo seguir el texto, por muchas vueltas que le estoy dando y mucho morderme el labio de abajo en busca de concentración y de inspiración. Supongo que será otro trompicón.
Me duele el corazón dieciséis horas al día, y eso significa 5840 horas de dolor en el pecho al año, y 5856 en años bisiestos. Aunque parezca increíble, no es el inicio de otro gran éxito radiofónico, es la descripción de la sensación de tener el centro neurálgico de los acontecimientos, no sólo biológicos, situado ahí. Todo lo que me ocurre, me pasa ahí. El universo me pasa ahí, y yo me paso ahí también. De hecho, hasta el miocardio está cansado de aguantarme las estrellas.
Esto viene a colación de la sensación de tensión sistólica que me ha producido el leer nombres, ver fotos y sacar unas conclusiones sanguíneas que me impiden operar con normalidad. Esta sensación ha derivado en un tropiezo de mi propia vida. Al ser el corazón mi universo -vuelvo a asegurar no ser una cantante de poca monta- y mi universo ser mi vida, ésta está transcurriendo dando una serie de trompicones notables en el día de hoy.
Ya no sé cómo seguir el texto, por muchas vueltas que le estoy dando y mucho morderme el labio de abajo en busca de concentración y de inspiración. Supongo que será otro trompicón.
viernes, 2 de octubre de 2009
Viendo cómo los amores se despiden; cómo un corazón se marcha a Argentina y unos ojos grandes lo esperan en España, he sentido cómo se me iba el chico de los ojos verdes y la guitarra azul.
Me regocijo ante el carácter ficticio del sentimiento y apunto en una agenda infinita:
Decirle que no se vaya, y que mi síndrome de Estocolmo ha venido para quedarse.
Me regocijo ante el carácter ficticio del sentimiento y apunto en una agenda infinita:
Decirle que no se vaya, y que mi síndrome de Estocolmo ha venido para quedarse.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Ahora me mienten las fotos en las que enseño los dientes de alegría. Los kilómetros que separan mi minuto de los pasados segundos de felicidad son ya gigantes feroces que rompen mi columna a palos. Inmóvil, escribo, y planeo unos minutos de escapatoria del infierno, saliendo de unas paredes acaloradas de gritos y desprecios al ambiente, cada vez más frío, de los jardines que rodean el bloque. Necesitar. Necesito salir de aquí; necesito abrir mis ventanas y dejar salir el éter que me roba los segundos y las ganas de seguir siendo alguien.
Tengo frío. Quizá mi sangre se esté congelando. Mi corazón ahora es un coágulo; la cabeza, dolor. Colaboraré con el cielo creando una nueva galaxia. Estrellas con polvo de huesos y anillos de rendición. Me siento una supernova. Ya he terminado, al menos por ahora.
Tengo frío. Quizá mi sangre se esté congelando. Mi corazón ahora es un coágulo; la cabeza, dolor. Colaboraré con el cielo creando una nueva galaxia. Estrellas con polvo de huesos y anillos de rendición. Me siento una supernova. Ya he terminado, al menos por ahora.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
La plenitud de hace unas semanas, se ha reducido a la entrega de vagas migajas de sentir. Las manos colmadas de cabeza y corazón sostienen los restos de dicha abundancia, dando y regalando, ahora, como si a un mendigo sentimental fuesen dirigidas tales inmundicias.
El pavor situacional ha arrendado, desde hoy y sin fecha de vencimiento de su estancia, un hueco en la parte sensitiva de mi cerebro, sembrando la duda. Podrá crecer hasta formar un pájaro más dispuesto a poblar el extrarradio de mi cabeza... o degenerar en un tumor emocional que, no sólo mate, sino remate mi sensibilidad.
El pavor situacional ha arrendado, desde hoy y sin fecha de vencimiento de su estancia, un hueco en la parte sensitiva de mi cerebro, sembrando la duda. Podrá crecer hasta formar un pájaro más dispuesto a poblar el extrarradio de mi cabeza... o degenerar en un tumor emocional que, no sólo mate, sino remate mi sensibilidad.
domingo, 2 de agosto de 2009
martes, 21 de julio de 2009
martes, 16 de junio de 2009
Fueron toques invisibles, pero suficientes para tirar de los párpados hacia arriba y ver que no había nada de aquello que dijo. Ahora, ni los salmones recién pescados dan más vueltas sobre una superficie al calor de la noche madrileña.
Esta es la hora en la que los búhos duermen, la Luna ronca...y las niñas esperan. Esperan a oir a Maga cantar unos segundos de Una piel de astracán mientras vibran mesas haciendo un estruendo admirable. Un estruendo que creo haber desoído siempre, cuando realmente no se ha producido nunca.
La rabia, la menstruación y los ojos como platos guiarán mis pasos hacia el sofá, donde me esperan unos cuantos documentales de National Geographic. Pero esta noche, lo siento, no veré ninguno de cerebros musicales ni nada que se acerque lo más mínimo.
Que duermas bien...y aprendas a comprometerte mejor.
Esta es la hora en la que los búhos duermen, la Luna ronca...y las niñas esperan. Esperan a oir a Maga cantar unos segundos de Una piel de astracán mientras vibran mesas haciendo un estruendo admirable. Un estruendo que creo haber desoído siempre, cuando realmente no se ha producido nunca.
La rabia, la menstruación y los ojos como platos guiarán mis pasos hacia el sofá, donde me esperan unos cuantos documentales de National Geographic. Pero esta noche, lo siento, no veré ninguno de cerebros musicales ni nada que se acerque lo más mínimo.
Que duermas bien...y aprendas a comprometerte mejor.
viernes, 5 de junio de 2009
"Puedo asegurarte que cuando siento no escribo. Guardo, eso sí, en mi cerebro escritas, como en un libro misterioso, las impresiones que han dejado en él su huella al pasar; estas ligeras hijas de la sensación duermen allí agrupadas en el fondo de mi memoria hasta el instante en que, puro, tranquilo, sereno y revestido, [...] mi espíritu las evoca."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
Mi casa no tiene patios particulares, pero tiene jardines con césped. Cuando crece lo cortan como los demás, y mientras lo cortan, me taladran los oídos y las ganas de seguir estudiando.
Las cosas no pintan nada bien. Quizá sea el momento de darse cuenta de que no son las cosas las que pintan, sino los pintores los que pintan a las cosas.
Pequeños fallos técnicos que ocasionan grandes vacíos de futuro.
Las cosas no pintan nada bien. Quizá sea el momento de darse cuenta de que no son las cosas las que pintan, sino los pintores los que pintan a las cosas.
Pequeños fallos técnicos que ocasionan grandes vacíos de futuro.
jueves, 4 de junio de 2009
Mis puertas perdieron su quicio tras un estallido de ansiedad. Mis neuronas arden y tiemblan, a la vez que que va despilfarrándose la arena de los relojes.
Si hay algo bueno es que estoy aprendiendo a caminar para atrás. Si hay algo malo es que estoy al borde del abismo; de la hecatombe emocional y circunstancial.
Ojalá llueva y por lo menos me pegue un chapuzón, antes de estamparme contra piedras a modo de estacas. Que se corra la tinta de mis apuntes. Que la sanidad mejore antes de que muramos todos de enagenación, que yo la miraré desde fuera.
¡Diantres! Mis apuntes están escritos a lápiz.
Si hay algo bueno es que estoy aprendiendo a caminar para atrás. Si hay algo malo es que estoy al borde del abismo; de la hecatombe emocional y circunstancial.
Ojalá llueva y por lo menos me pegue un chapuzón, antes de estamparme contra piedras a modo de estacas. Que se corra la tinta de mis apuntes. Que la sanidad mejore antes de que muramos todos de enagenación, que yo la miraré desde fuera.
¡Diantres! Mis apuntes están escritos a lápiz.
miércoles, 3 de junio de 2009
Los patos de la laguna se comieron los restos de la bolsa de patatas más longeva de la historia de las bolsas de patatas que he sostenido entre mis manos. Yo me comí la cabeza, en los días de biblioteca más longevos de mi vida, y menos fructíferos. Aumentarán las calorías de mi dieta, pero los libros seguirán burlándose de mí cuando me rasque los ojos de la desesperación. Ojalá todo pudiese arreglarse cogiéndose este tren no, el siguiente; este autobús no, el siguiente.
lunes, 1 de junio de 2009
domingo, 31 de mayo de 2009
sábado, 30 de mayo de 2009
miércoles, 27 de mayo de 2009
miércoles, 20 de mayo de 2009
martes, 28 de abril de 2009
lunes, 27 de abril de 2009
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