jueves, 24 de noviembre de 2016

Desvelo

Marejada en el sueño.
Se me está enredando el querer mucho con el querer bien.

Quiero hacerle desaparecer de este punto de confluencia de espacio y tiempo, pero creo que no debo.
Hay que beber de estos entuertos y destilar el mensaje preciso.
Ponerse una ciega de verdad.
Padecer una resaca vital y vitalicia de saber querer, solo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Be water

El agua nunca fluye hacia arriba de la montaña.

Sentada en el filo de la quietud observo el río, y voy dejando que se aburran mis prisas por alterar el ritmo de las cosas. Respiro de la brisa de un aire nuevo. Cierro los ojos. Cierro las puertas de mi juicio. Me sube por los pies una agradable sensación de calma y se me cuela en el pecho un sentimiento de amor impoluto hacia no sé muy bien qué, quizá a la vida. Sigo respirando, feliz, con los ojos aún cerrados y medio cerebro en pausa. Oigo el agua y la imagino al fluir. Me dejo llevar.

Hoy sólo sé que soltar las riendas y dejar que mi presente desbocado retoce hace brotar en mí la esperanza más grande que he sentido nunca. Esperanza de que mi cabeza loca, controladora y tendente a incurrir en los mismos errores frutos de la prisa, quede relegada a un segundo plano gracias al empoderamiento de mi confianza en la salubridad de un libre devenir, sea cual sea el punto de destino.

lunes, 10 de octubre de 2016

Nuevas eras

Parece como si no hubiera pasado nada, y en realidad ha pasado casi todo. Más que una cuestión de cantidad resulta una cuestión de calidad, de modo que lo correcto no es medir el cambio en "cosas" si no en "maneras". Es como si los muebles viejos hubieran salido sigilosamente de mi habitación durante el sueño y los nuevos hubieran venido a buscar su sitio antes de aparecer las primeras luces.

El pequeño pez que nadaba embobado en su pecera, pegándose de morros contra las esquinas infinitas del cristal, en algún momento adquirió el don del salto y ahora corretea por los suelos de la casa y de la vida. Poco a poco ha ido aprendiendo a identificar las oquedades por las que colarse cuando el aire de un lugar se vuelve irrespirable o simplemente se aburre de los mismos olores. Tal es la agilidad que está desarrollando que incluso puede atravesarlas y llegar al otro lado. Y en ese otro lado procede de la misma manera: merodeo, olfateo, uso y disfrute de lo disfrutable, y cuando lo disfrutable está próximo a agotarse o lo ha hecho: agradecimiento, despedida y viaje a otra parte. Es importante el cambio en el modo de viajar a la otra parte: en la maleta sólo va lo justo y necesario; nada de llevarse las piedras para construir el próximo castillo en el aire o en la superficie que se tercie. Lleva, eso sí, como siempre y como la mayoría, un pequeño cuadernillo de abordo en el que dejar registro de aquella información que pueda llegar a ser útil en algún momento. Esta vez también mejorando la técnica de las anotaciones: abogando por la brevedad, la practicidad y la claridad, ahorrándose el esfuerzo de redactar los juicios y autorreproches, y ahorrándose también el esfuerzo posterior de tener que leerlos.

Se puede decir que este pez ha tenido un pequeño contacto con la sabiduría, al fin, y ha tenido a bien el abrirle la puerta a la liviandad. Además, ha asumido -de nuevo, al fin- que la magia está en no esperar y que lo único que es necesario proyectar en el universo es el mismo amor.

Resulta inevitable no parafrasear para cerrar estos párrafos al autor de muchos de mis influjos de inspiración :

         "Cuanto más amor das, mejor estás."
                                            Outro, Kase O.


martes, 16 de agosto de 2016

Alquimia

Es la mezcla perfecta hecha con la mejor selección de los ingredientes de la despensa del caos. No hay caviar del bueno, pero tampoco chopped de lata. Lo mejor de todo es que esta vez no hay colorantes ni conservantes; así, a lo loco, y dejando que este mix evolucione como al tiempo le venga en gana. Si de pronto sorprende el moho, algún vestigio de olor ignoto o las orejas de mi hartura, basta con acudir de nuevo frente al armario y dejar volar libre la imaginación en aras de crear un nuevo potaje vital. Y será así, a lo loco, que se perfila como el toque preciso para conseguir un sabor óptimo.

domingo, 3 de julio de 2016

El olor de las mimosas

Bajando por la avenida me embeleso.
Podré ganar, podré aprender,
Podré ignorar, podré perder.
Pero olor de las mimosas...
Eso es lo más cierto de lo que sucede
Y no me lo quita nadie.

miércoles, 29 de junio de 2016

Aerodinámica

La falta de productividad de estos días no se debe a una falta de inspiración. Se debe a una inspiración muy viva para crear y hacer justo lo que no debo hacer en este tiempo tan presente.

No sé si es un gusto de mi cuerpo a plantarle cara al viento en contra o que nunca he sido un ser muy aerodinámico, pero lo cierto es que, últimamente, cuando quiero darme cuenta, vuelvo a estar queriendo avanzar contracorriente.

Y así me hago ir por la vida, con el pelo todo revuelto y la piel más seca que un reptil. Con mi biografía bajo el brazo, añadiéndole muescas a las páginas que escribo y sin reparar en las marcas que dejé en las páginas que escribí, que bien podrían ayudarme a dejar de ajar más hojas. Lo curioso es que mis tripas siguen sin ponerse en huelga y mis agallas aún no han empezado a ser conscientes de la sumisión de su carácter, por lo que, hasta que esta maraña de órganos no grite "BASTA" y empiece a reclamar sus derechos, todo apunta a que este cuerpo va a seguir cortando el aire haciendo gala de un masoquismo bastante bien arraigado.


A veces, los viajes contracorriente son los viajes necesarios y merecedores para nuestro crecimiento. Otras, en las que desde el inicio el avance se esboza casi imposible -inapropiado, más bien- debe primar el amor hacia la integridad de uno, procediendo a quemar el mapa y prestándose a que la deriva te lleve al puerto más indicado para ti aquí y ahora.


Añado reflexión a mi reflexión: a ver si algún día empiezo a escuchar las cosas que me digo. 


martes, 21 de junio de 2016

De los coherentes

Todo puede estar aparentemente controlado pero cuando un pensamiento muy sentido hace vibrar tu sueño hasta romperlo, significa que hay que tirar del freno de la dinámica establecida y empezar a hacer reformas a la inercia de los días.

El mundo es de los valientes, dicen. Y yo digo que el mundo es de los coherentes. De los coherentes consigo mismos: con sus sentimientos, con sus pensamientos y con sus principios, y de los coherentes con las vidas de alrededor. En la coherencia reside la potencialidad para ser valiente, para ser honesto y para ser feliz -por muy amplio que sea ese último concepto como para usarlo con tanta ligereza-. 

Los instintos primitivos cuando logran retorcernos las entrañas es que algo tratan de decirnos y, lejos de alejarnos de la coherencia, siento que nos acercan a ella. Esas pasiones desbocadas que hacen tambalear nuestros esquemas mentales son una señal de que hay peligro de derrumbe, bien en un futuro cercano o en uno un poco más lejano, pero decretan la alerta en cualquier caso. El "ser coherente" socialmente extendido nos invitaría a poner toda esa inquietud intrínseca al servicio de nuestro cerebro, controlador, "responsable"y regulador de la concordancia de los acontecimientos con nuestros planes y estrategias, quien la acallaría y la escondería en un cofre en las profundidades de nuestra cajita de pensar. 

Iluso cerebro e ilusos nosotros que pensamos que todo lo que hay escondido en el fondo deja de vibrar, de palpitar y de ser. Como si fuera un gas en ebullición, todo ese contenido reprimido de manera automática en el cofre algún día puede dinamitar el contenedor y volar por los aires todos nuestras construcciones mentales, ésas que algún día creamos por miedo a la inseguridad. Y ese día, además de terminar sepultados bajo todo ese amasijo de ficción, se nos caerá un trocito de mundo encima cuando veamos que somos inefectivos programando estrategias y otro trocito de mundo encima al ver que la vida nos ha puesto de nuevo en la casilla de salida.

Por todo ello, creo que rehuir de los instintos a favor de hacer perdurar un plan creado artificialmente es incoherencia, hija del miedo que nos asola. En cuestión de sentimientos, no hay verdad más inteligible y plausible que la que nos susurran nuestras moléculas. Desoír ese zumbido corre de la cuenta de cada uno, pero no hay que perder de vista que, a veces, hacerse el sordo sale mucho más caro que invertir en reformas para adaptar la realidad a nuestra realidad de piel para adentro. 

domingo, 15 de mayo de 2016

Ideales


Idealizar
1. tr. Elevar las cosas sobre la realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía. 

Imagino. Me subo a lomos de la fantasía e imagino, y elaboro mis propias ilustraciones con un arte exorbitante. Pinto en mi mente personajes que brillan; tipos inteligentes, interesantes y sensibles; gente bella y maravillosa, que aporta, que drena vida y que se hace querer, sin ocasión de meditarlo. Son personas que no erran, o que, si lo hacen, es por el orden lógico de los acontecimientos, y eso les exime de toda tachadura.

También sin planteármelo, me pinto una actitud de reciprocidad a lo contemplado y aparentemente recibido, y es cuando aparece una Sandra ciegamente dadora; una Sandra que emana amor como si de una fuente se tratase, espontáneamente espléndida y resplandeciente, esplendorosamente viva... Y pasmosamente inconsciente. La consciencia se me pierde en ese limbo de primorosas imágenes, quedando la mente adormilada por la mecedura del pensamiento ideal.

Esta dinámica a veces se perturba con pinceladas de realidad, que empiezan siendo meras y pequeñas imperfecciones en el dibujo, fácilmente reparables mientras se continua creando. Pero, por suerte y por salud, las imperfecciones se van tornando manchas; las manchas, borrones, y los borrones terminan por confluir en la necesidad de parar la creación y cambiar de lienzo. Por suerte, la consciencia hace amagos de encontrarse, y lastra los tobillos para facilitar el descenso y el choque de los pies con la tierra de nuevo. Por suerte, tengo la suerte de estar rodeada de seres extraordinarios -éstos sí objetivamente- que ayudan, desde el amor más puro, a nuestra letárgica consciencia en el proceso de devolvernos a la tierra y, así, de recobrar la felicidad; la felicidad real. Y es infinita la suerte de que exista una forma de zarandear y resetear el cerebro, tan intensa y eficaz que pueda diluir un ideal; esta manera de devolverme a mí misma a la vida plena, sin horas perdidas, sin esperanzas vacuas y sin vacíos que decorar.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Maratón de riesgo

Si corremos el riesgo de que el tiempo nos deje varados en la orilla, de que la distancia sea suficiente para reconstruir nuestras ciudades, de que el silencio nos calle y aniquile esta melodía compartida, habremos perdido humanamente los impulsos animales y nos ahogaremos juntos en el cubo de las oportunidades postpuestas y puestas a merced de un futuro que -como todos- nunca existió. 

¿Corremos el riesgo o el riesgo corre tras nosotros? Ante la duda, recemos por que esté fuera de forma y vayámonos calzando. 

miércoles, 27 de abril de 2016

Brindis

Brindo por la belleza que emana el sentirse libre y exprimirse la independencia hasta el clímax.
Si hay algo más sexy que la libertad, ni lo sé precisar ni lo preciso.

domingo, 10 de abril de 2016

Pájaro y pavesas

Como un pájaro preparándose para la migración ante el cambio de estación, el recuerdo sobrevuela mi parcela de cuando en cuando. La tranquilidad me acompaña mientras no oigo las alas batir, pero cuando se rompe el silencio y siento la presencia del ave, algo me sopla en el corazón. Es entonces cuando quiero, no sólo dejarle la puerta abierta para que pueda entrar, sino abrirla de par en par, poner una cuña para evitar que se cierre y salir afuera a hacer mil aspavientos hasta que se decida a pasar, se pose en mi cocina y se quede a tomar un té infinito.Y todo aun a a sabiendas de que --al contrario de lo que cabría esperar de un pájaro-- éste no es un ser libre.

Así es como estos días transcurren; como una oscilación continua entre memorias y presente, entre presencias y ausencias, entre la convicción y el arrepentimiento, entre la quietud y la pasión. El anhelo se me cubre de resina y a él quedan adheridos cada uno de los recuerdos volantes que colman mi memoria como pavesas en el seno del incendio.

lunes, 28 de marzo de 2016

Claroscuro

Nuestra imaginación se deleita al pensarnos chapoteando en las aguas claras de playas paradisíacas que nos venden constantemente como las vacaciones de ensueño. Pero, a la hora de la verdad, preferimos darnos el bañito en mitad del océano, aún con más ganas si sabemos que es zona frecuentada por tiburones blancos, y con el tornado marino aproximándose por el horizonte infinito. ¿Nos hemos vuelto locos?

La claridad está demodé; ahora lo que se lleva es el caos. Y yo preguntándome de dónde venía mi gusto por lo vintage...

sábado, 26 de marzo de 2016

En flor

Ese trozo de carne es ahora un naranjo en flor.
Lo he creado y estoy terminando de creérmelo.
Dejen el cuchillo.
Miren, observen, huelan. Cojan sólo lo que se cae del árbol.
No más sangre, por favor.

sábado, 12 de marzo de 2016

Inconmensurable

A veces es tan grande que no puede ser confesado, bien por no caber en el entendimiento de cabeza humana alguna, bien por la ausencia de suficientes palabras para esbozar su envergadura.

A veces es tan, tan grande que necesita de la colonización de otra galaxia para poder ser albergado, y aún así rebosaría por sus cuatro costados.

A veces es tan enorme que necesitas fabricarte otra vida para abrir con ella espacio libre a tus nuevas vivencias y a la información de tus quehaceres diarios.

A veces es tan gigante que el corazón se queda sin recursos para poder alcanzar la potencia que su remembranza le exige.

A veces el amor es tan inmenso que impregna la historia de tu propia existencia desde el principio hasta el fin, con un protagonismo esencial en el pasado, en el presente y en el futuro, así esté sobre la tierra o formando ya parte de ella.

Y luego estoy yo, haciendo que vivo mientras que sólo te quiero, con la boca cerrada. Y es tal este amor que, si fuera un hilo, podría tejerte una constelación infinita.


jueves, 3 de marzo de 2016

Digo

Y, tras este llamamiento a la cama, voy al fin despertando conclusiones.

"El mejor indicador de que todo va bien es la tranquilidad." Estas palabras en realidad son cortesía de mi profesor de canto, pero son la verbalización de una sensación que sin querer se me acurrucaba en el pecho cuando emprendía el valiente acto de dejar la procrastinación para otro momento. Es una sensación que surge atajando sobre todo las cosas que a priori parecen más nimias, pero que en realidad esconden un fondo de iceberg que se acantona bien dentro, creando un zumbido incesante que corretea por los oídos.

La rutina me relaja. Al contrario de lo que se oye, la rutina no es algo de lo que deba huir. Debo huir del desorden y del descontrol, pero sobre todo debo correr lejos de las rutinas tóxicas o, lo que es lo mismo, de las inercias absurdas. Las rutinas constructivas me mecen, por lo que construyo cuando las pongo en práctica y por saberme capaz de otorgarme un poquito de amor a diario.

To-le-ran-cia. Parece una obviedad, pero uno no se imagina hasta qué punto puede llegar a ser intolerante ni con qué cosas tan bobas. Además, cuanto más negro está uno por dentro, más humo negro echa para afuera y menos tiempo de reacción necesita para descargar. Pienso que este círculo vicioso puede romperse tratando de contribuir en la génesis de la felicidad ajena, incluso cuando exista este sentimiento de que "lo nuestro" está siendo vulnerado. Es, en definitiva, invitar al ego a echarse una siestecita.

Dicho todo esto -y aunque parezca mentira- aquí llega la madre de las conclusiones más conclusas:

¿Y si pruebas a parar de buscarte y trabajarte a ti misma por un momento y empiezas a disfrutar de las cosas?. En el momento en el que se me instaló la idea en la caja de pensar fue como un flash: te ilumina en una brevedad de tiempo minúscula, pero con la suficiente intensidad como para quedar bajo sus efectos durante unos segundos, tras los cuales reseteas la vista y regeneras la visión de la realidad. La cantidad de tiempo que he invertido a lo largo de mi vida en juzgarme me habría servido para sacarme tres carreras y un máster en Cómo ver la vida pasar y decirle adiós. Así que, después de todo, creo que ya va tocando jubilar la toga y el mazo.





lunes, 15 de febrero de 2016

Retorno

Quiero oler el mar y que las aguas saladas que guardo dentro de este recipiente de huesos y piel se vayan al encuentro de sus homólogas almacenadas en el océano. Quiero hundir mis pies en la arena y que la dificultad de caminar me haga ser consciente de cada paso. Quiero levantar la mirada y sólo ver un infinito impreciso de agua y aire, sólo. En la playa, quiero detener la marcha, sentarme sobre la arena con las piernas cruzadas, cerrar los ojos y escuchar: escuchar los ruidos, cambiar los gorriones por las gaviotas; los coches por las olas.

Quiero entonces pensar que puedo dejar de pensar y dedicarme sólo a sentir. A sentir que soy, a sentir que estoy; a sentirme parte de la tierra y a la tierra parte de mí. Quiero respirar; que el aire húmedo y limpio entre por mi nariz, atraviese mi laringe, descienda por mi tráquea, abra mis bronquios, despierte a mis alvéolos y le dé vida a mi sangre. Quiero que esa sangre después dilate mis poros, y que así las sensaciones puedan penetrar más fácilmente mis barreras y pasearse por mi alma, como una brisa fresca girando alrededor del pecho. Quiero que mi corazón se aligere y levite; que vuele y que quiera; que ame y amarlo; que me ame y amarme.

Quiero el retorno al origen de este pez infinito, y hacerlo eterno, aunque sólo sea en mi memoria cada día. El pez es lo que es porque es, porque siente, porque piensa y porque hace, y no por lo que es, por lo que siente, por lo que piensa o por lo que hace.

martes, 26 de enero de 2016

Parar

Hoy es un día para marcar en mi calendario y en mi memoria. Hoy es el día en que, por primera vez, la vida me ha dicho "PARA" y lo he escuchado -que no oído-.  El día en que entiendo que no siempre quedarse es lo valiente; que hay veces en las que abandonar es mayor osadía. 

Hoy es el primer día en que mi capacidad de sacrificio no le gana el pulso a mi alma humana. Hoy decido no exprimirme hasta la última gota para hacer lo que se espera de mí y lo que a priori parece "lo adecuado". Hoy, para mí, lo adecuado es VIVIR. Vivir no es estudiar Medicina, no es trabajar, o al menos vivir no es sólo eso: vivir es ser, no sólo hacer.

Hace tiempo que deambulo por el mundo como una cáscara vacía. Una caja sin contenido que hace cosas, y sin saber muy bien por qué las hace -no se aceptan "porque sí" ni "porque es lo que hay que hacer" como motivos válidos-. Y siento que lo que me falta es tiempo. Pero no tiempo para poder abarcar todas las cosas, sino tiempo para emplearlo en mí y poder en estar en el instante en lugar de ver la vida como espectadora desde el estante. Tiempo para darme la vuelta a los ojos y mirarme por dentro a ver qué encuentro. Tiempo para construir los tabiques de mi alma y de mi cuerpo. Tiempo para invertir en las personas a las que quiero, y no limitarme sólo a pasar el tiempo con ellas. 

Así que hoy me tomo la licencia de cambiar la "b" por la "p" en el verbo abarcar, para aparcar todo aquello que puede esperar. Hoy doy por finalizada la hipoteca de mi vida. 

miércoles, 6 de enero de 2016