domingo, 10 de mayo de 2015

Elegir

Nos pasamos la vida corriendo detrás de nosotros mismos. Vivimos con una prisa acuciante por hacer ocho mil cosas, entre las cuales no está tomarnos un té con nosotros ni tomar conciencia de si estamos queriendo lo que hacemos.

Jorge Drexler le dedicó doce canciones a un concepto que me encanta: "amar la trama", y con todo lo que me gusta, lo sorprendente es que lo practique tirando a poco. Bien es cierto que de un tiempo a esta parte soy un poco más consciente de que cada gesto y cada paso que se da es una elección, y que también se están eligiendo los que no se dan, por mera exclusión. Pero hay algo que parece que va de la mano de la palabra "elegir", y es la palabra "futuro". Se tiende a elegir pensando en el futuro que vendrá, sobre todo en lo que a relaciones de pareja se refiere, y uno se no recuerda elegir para el presente. Yo no quiero casarme con alguien mañana, quiero estar con alguien hoy, y además quiero mantenerme constante en ese pensamiento, que es el verdadero reto. Considero que elegir para hoy es generar salud dentro de uno.

En términos puramente emocionales, la duda, especialmente cuando le subyace una esperanza, puede tener su gracia, pero realmente es algo tóxico. Se me antoja parecida, más o menos, a la droga, que te aporta una sensación genial mientras te resta vida potencial. Querer saber -ya ni hablamos de pretender saber- si él será el padre de tus hijos es embarcarte en una quimera en llamas. El tiempo que pierdes en hacer imaginarios planes maritales es tiempo que estás perdiendo para disfrutar -o no- con esa persona. Si todo va bien, pasáoslo bien: reíd, follad, bailad... Si la cosa no marcha, nada te ancla a una cosa que hoy no quieres, dedícate a ti, que es lo único que tienes seguro. Mañana quién sabe. Mañana quién sabe si te vas a levantar de la cama, o no, porque te hayas infartado antes; si te vas a levantar sola o acompañada de alguien que no esperabas; si te vas a levantar con ganas de volver a verlo o quizá de meterte a monja por siempre jamás... Mañana quién sabe nada. Una vez tomada la decisión, está pendiente el disfrutarla; a ella y a todo lo que traiga consigo. En realidad lo peor que puede pasar es que ocurra algo que no te guste y/o no esperes, actúes en consecuencia -bien, mal o fatal-, y aprendas de la experiencia.

Para mí, amar la trama es todo esto; es elegir hoy lo que quiero hoy, disfrutar hoy, equivocarme hoy y aprender hoy, para que cuando mañana sea hoy, pueda elegir con un poco más de tino y un poco más de corazón.