lunes, 19 de abril de 2010

Eres la exclamación que, a estas alturas, no me asusta.

Gracias, Luis Ramiro.

lunes, 12 de abril de 2010

Como si hubiesen puesto cinco sacos de arena apilados en cada uno de mis cuatro costados, me pudro del anti-movimiento voluntario. Convivo con los fantasmas de lo no logrado, y a estas alturas me hacen perder el norte. Podría agarrarme a lo que tengo, aunque esté a años luz de lo que persigo, y con una mano en la barriga y la otra sobre el lomo de mi gato peludo, me lamento de que pasen las horas y siga yo haciendo del todo lo contrario.
Aprieto los dientes, como si eso fuera a despertarme de mi letargo, y lo único que consigo es que se me llene la almohada de babas a las tres de la madrugada. Tendré que gritar. Desatar a mis demonios y que me lleven por donde les venga en gana.
La ansiedad está convitiendo los poros de mi piel en cráteres lunares. De aquí a unos minutos, empezaré una nueva vida como queso gruyere.