jueves, 24 de diciembre de 2009

Quiero decir tantas cosas que no hago más que borrar para ordenarme.
Quisiera ser un mosquito, o un chorlito, para tener su misma cabeza en ciertos momentos.
Pero siempre quiero cosas y no hago más que mirarme el ombligo. Y mientras me entretengo mirando las grietas, me entra la tortícolis más grande de todas las tortícolis del mundo y sigo observando.
Debería un día caérseme un piano de cola en las cervicales. Fuera de todo victimismo.

2 comentarios:

  1. Me he encontrado con tu blog por casualidad, me gusta como escribes, y me he sentido identificado con tu escrito.
    Por cierto he leido tus gustos musicales y te aconsejo a Nacho Vegas si no lo conoces ya.

    ResponderEliminar
  2. El egocentrismo no es algo malo. Todas las personas vivimos nuestras vidas orientadas casi exclusivamente a nosotros mismos. El problema es cuando traspasas la barrera y te vuelves egoísta. Procura no caer nunca en eso.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar