sábado, 31 de octubre de 2015

Conquistarme

Me está costando un infinito y parte del otro asumir que toda esta mierda es buena para mí. Los días pasan vacíos y me siento incómoda en cada esquina del tiempo.

Tengo dos montones: uno de apuntes que estudiar y otro de ganas, de ganas de diversas cosas que aún no sé diferenciar. Y aquí estoy, sentada en el medio de los dos sin saber muy bien por dónde empezar a ordenar este desastre. Lo más sensato sería empezar por los apuntes, y emparejarlos con sus respectivas ganas de estudiar, dado que el tiempo apremia. Pero lo primero que pillo cada vez que me acerco al montón de las ganas son las ganas de que esto acabe; de que venga alguien y me ayude a desenmarañarme.

Sé que es normal que este sentimiento acompañe en los primeros pasos que das como persona que ha renunciado a ser dependiente. También sé de sobra que Roma no se construyó en un día, y que debo concederme paciencia y tiempo. Pero también sé que dudo de mi valentía a cada segundo, que tengo unas ganas locas -esas sí que las tengo localizadas- de tirar la toalla y entregarme a la "mala vida" de nuevo,  y que, a la vez, no puedo permitirme desertar en esta batalla. Esta es la primera batalla del yo por el mí a la que me enfrento de verdad. La primera batalla del yo por el mí en la que no participa el ego, sólo la consciencia pura y el deseo de quererme bien y sanamente. Cabeza y corazón tienen que aliarse férreamente por una vez en la vida en pos de conseguir la mayor de las conquistas: la conquista de mí misma. Porque ha llegado ese momento preciso de conquistarme y no de que me conquisten.

Quiero que pronto el momento preciso me termine pareciendo, además, precioso y preciado, por llenarme el alma de la alegría profunda de haber sido capaz salir vivita y coleando por mi propio pie de esta maraña.

jueves, 29 de octubre de 2015

Cronología de la cura del espacio libre

Han de sobrarme flores con las que rellenar el hueco de mi abrazo.
Pero antes tiene que florecer este rosal.
Pero mucho, mucho antes debe empezar a brillar mi mente y a desalarse el agua de mis ojos.

martes, 27 de octubre de 2015

Dosis depot

De que la soledad sólo es estar solo en una sala vacía circunstancialmente.

De que de la soledad sólo se sale saliendo de la sala, libremente, con la mente liberada.

martes, 20 de octubre de 2015

martes, 13 de octubre de 2015

De excedentes de pasión y concesiones

No sé de quién será la culpa de estos días grises. No sé si será de los que siempre utilizamos de chivo expiatorio para ocultar las penas: la gripe, el otoño, la lluvia, el frío..., si será de las hormonas -a las que también culpamos con bastante "alegría", aunque hay veces que no fallamos- o si será de esta falta de motivación.

Lo que he aprendido en estos últimos años es que la energía que tú emites se proyecta, y vuelve a ti de la misma manera después de impactar contra el que tienes enfrente. Así, aunque tengas ganas de andar arrastrando los pies, debes concederte la oportunidad de hacerlo con un poco más de decisión, todo en la medida de lo posible. No se trata de correr un tupido velo y fingir que "está todo controlao". Se trata de ser honesto y permisivo con uno mismo en cuanto a asumir y a aceptar que no estás en tus mejores días, pero no instalarse en el sentimiento y ponerse la etiqueta en la frente para que todos lo vean. Se trata de saber que esa sensación es una cosa temporal y necesaria, que existe y que a todos nos pasa en algún momento, evitando sentirse identificado con ella: tú no eres gris, sólo estás gris. 

No identificarte con el "problema" en cuestión permite mantener la plasticidad de tu vida, manteniéndola abierta a cualquier cambio de rumbo y, a la vez, aumentando la esperanza de vida de la esperanza. De este modo, nunca se sabe cuándo vas a dar sepultura al gris de la jornada, pero sabes que puede ser en cualquier momento. De lo contrario, definiéndote en el gris, aunque sólo sea hoy, ya te condena a la monocromía durante, al menos, 24 horas más. Ser flexible con tus sentimientos te hace ser flexible con tu vida, y, además, propicia que los demás sean flexibles contigo. Si te preguntan, admite que no estás genial, y concédetelo. Al no reprimirte, se entiende que no te juzgas y no darás pie al juicio del tercero, que, generalmente, captará tu honestidad y decidirá qué hacer. Los que tampoco se sientan en sus mejores momentos huirán, los que sí que lo estén quizá se queden, y los que te quieran bien permanecerán e intentarán ayudarte -que no hacer- que tengas ganas de sacar la paleta y dar algunas pinceladas en otros tonos. 

Así que sí, puedo decir abiertamente que no es mi mejor momento, y no lo es por un motivo: tengo tanta pasión en el pecho, que no tener nada en lo que me den ganas de invertirla toda, me abruma. Me voy bajando el listón, y ya no espero algo que me vuelva loca, me conformo con algo que me vuelva loquita. Y digo algo, que no alguien, que eso, como vengo contando, es ya todo un avance. Y, señores, otra cosa no, pero que la pasión se quede dormida para siempre en un alma de 24 años
no se ha visto jamás, así que con más razón le doy coba a mi esperanza. Aquí me mantengo con el alma, la mente y el cuerpo abiertos de par en par, para que se ventilen bien y salga y/o entre lo que tenga que llegar.

sábado, 10 de octubre de 2015

Personal Confuser

Me he buscado en la memoria interna y en la externa y no me he encontrado.
Voy a echar un ojo en la papelera de reciclaje.