Si corremos el riesgo de que el tiempo nos deje varados en la orilla, de que la distancia sea suficiente para reconstruir nuestras
ciudades, de que el silencio nos calle y aniquile esta melodía compartida, habremos perdido humanamente los impulsos animales y nos ahogaremos juntos en el cubo de las oportunidades postpuestas y puestas a merced de un futuro que -como todos- nunca existió.
¿Corremos el riesgo o el riesgo corre tras nosotros? Ante la duda, recemos por que esté fuera de forma y vayámonos calzando.
Creo que el simple hecho de vivir es un riesgo, entonces eso de vivir sin arriesgarse es una falacia tremenda. Habrá que abrir los brazos a ver si atrapamos algo de viento.
ResponderEliminar¡¡Salud!!