domingo, 14 de octubre de 2012

Es el tiempo de las sangrías voluntarias. Es una necesidad fisiológica de dejar la sangre salir pausadamente, arrastrando toda la mierda que acumula y ha acumulado.

Es sumegirme en el error sabiendo que me estoy equivocando y sufrir por ello. Es ver cómo las situaciones en las que deseo meterme se vuelven en mi contra y me apalean el alma.

Es entregarme a la violencia de mis propios espíritus. Es ponerles una mejilla, la otra, un brazo, el cráneo y todos los centímetros de mi cuerpo para que desencadenen su ira libremente.

Es, más que nada, la necesidad de sufrirme para entender cómo me sufren los demás.

1 comentario:

  1. A veces el sabor de la sangre propia en la boca enseña mucho, sobre todo te enseña a cubrirte mejor o a cubrir mejor a los demás.

    No está mal hacer autocrítica de vez en cuando pero tampoco es bueno desangrarse.

    Ánimo, a veces las decisiones equivocadas se tornan acertadas con el tiempo.

    Abrazos infinitos.

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