sábado, 27 de octubre de 2012

¿Katarsis?

Después de haber tenido las puertas entreabiertas y del mismo modo la heridas,  hasta ahora sólo raspones en el alma, me he dado de bruces con el instante. Me he estampado contra el momento de cerrar las puertas y de abrir las heridas. Hasta hoy sólo había sentido un leve dolor, un humedecimiento de los ojos sin escape lagrimal.

Ha sido en un determinado momento de este día cuando he visto que la sangre empezaba a resbalar por la piel sana, descendiendo hacia el suelo, allá por donde he empezado a tener el ánimo esparcido. Aún recuerdo los portazos, que todavía resuenan en mis cavidades, espantando al corazón y atemorizando al cerebro.

Pero ése es el destino para el que he comprado el ticket y debo asumirlo, cuanto antes. Toda la brevedad con la que se produzca mi familiaridad con la situación será con la que llegue mi aprendizaje, la piedra angular de mis procesos y, por tanto, de la vida que me ocupa en este tiempo.

1 comentario:

  1. Las lágrimas acaban convirtiéndose en algo sanador. Quizás evitarlas sea lo que muchas veces nos lleva a pasar largas temporadas en letargo.

    Mucho ánimo. Te dejo un abrazo, o dos, o los que hagan falta.

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