Quién pudiera hacer del ridículo una pértiga para propulsarse hacia el siguiente capítulo y así dejar de dar vueltas alrededor del error cometido en tiempos pasados.
Ya tengo el "La vida es de los valientes" y el "Quien no arriesga, no gana". Ahora sólo me falta el "No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante" y un poco de "El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada" para terminar este guiso de coraje.
Ya se sabe que la teoría es siempre más fácil que la práctica. Habría que ver al que dijo por primera vez esas frases, a ver cómo se lo montaba o si su pértiga medía cuatro metros. Lo dudo...
ResponderEliminarEn fin.
Un abrazo grande pececillo.