martes, 21 de junio de 2011

Estando al borde del precipicio y con los pelos como escarpias, la sangre me fluye fugaz y mis glóbulos rojos están a punto de ser proyectados allá por donde queda el final de todo esto que está ocurriendo.
Qué manía mía de ponerle sangre al futuro. Aún no termino de ser realista en esta empresa y de pensar en que las hemorragias pueden existir y en tal caso, provocar mucho caos.

1 comentario:

  1. Hay dos opciones al borde de todo precipicio:

    1. Abrir los brazos y disfrutar de la caída
    2. Caer con la angustia de saber que el golpe va a ser fatal.

    Y ante toda opción siempre se abren varias respuestas, puede que la caída no sea tan mala y que salgas nadando como un pez del agua, habiendo disfrutado el salto y riéndote a carcajadas de lo que se queda arriba. Son formas diferentes de ver las cosas :-)

    Un abrazo infinito.

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