domingo, 7 de marzo de 2010

Ha llegado el día en el que me pregunto por qué las bolsas de basura más grandes son tan pequeñas.
Me comen las toneladas de bazofia sobre las que me siento a lamentar los olores de la podredumbre. Toda mi ropa apesta y tengo sucias las pestañas. Hasta el aura. Las cervicales se me quieren separar, los pies andan a años luz sin moverse del sitio y mi cara es la misma que la de alguien que ha muerto en vida.Y yo vivo, y me alegro, y me circula la sangre, pero estoy varada en la suciedad.
Mi respiración va más rapido cada vez, al igual que los remeros de mis ojos. Se me han roto los músculos y los huesos y las ganas.

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