Diecinueve vidas. Cada año una niña, un pez, una chica, una recopilación de hipersensibilidades, físicas y emocionales.
Si me desnudo tengo un mapa de los gritos y las caras de contenta, que son azules, como el mar y como el agua que es mi elemento favorito. Me gusta nadar entre los edificios y las mentes, hacer burbujas en las que meterme dentro y hacer como si nadie me viese.
Mi familia es un nudo en el pelo, en el mío, yo lo llevo y lo sufro y me pesa. Es consecuencia del tiempo y la sordera, y de un encontronazo con el caos más destructivo.
Mi paciencia a veces corre, derrumbando las paredes de consejos de mi abuela y entonces me magullo y grito, y muevo los pies hasta que me come el fango y me duermo para siempre en mis historias fallidas.
A veces me acojono, pero me agarro de las cuerdas que parecen resistentes y me salen callos de felicidad y de revivir. Nunca puedo dejar de huir porque si mi madre me encuentra puede cortarme el pelo y los tendones, quitarme la ropa y vaciar los hielos de las hieleras de la nevera sobre mí.
Mientras, dibujo al músico en cada escena mía e imagino a mis amigas, todas rubias y con nombre que pondré a mis calles cuando pueda. Son las zapatillas de los pies que tengo abajo y las baldosas de una acera que ya ha cumplido diecinueve veces una primavera. Arrodillo mi futuro ante ellos y voy pidiendo las cervezas que engordarán nuestro vientre en lo que nos queda.
No sé hilar los datos que conforman mis informes de existencia, y a los invisibles aún no los he vestido de palabras. Lo haré cuando encuentre la lencería adecuada.
Me gustó mucho!! Mucho, mucho, sí. "Si me desnudo tengo un mapa de los gritos y las caras de contenta.." Te robaría las palabras para unirlas a las de las cicatrices dulces y habladas que me han dejado en la piel los dientes de cada amante que he soñado.
ResponderEliminarUn beso, cariño!
L.